martes, 12 de junio de 2012

MANDATO GUIONOSO DE NO ABANDONAR


Este mandato o guion lo pudimos haber aprendido de nuestros padres y abuelos que decían que el matrimonio es para toda la vida, pase lo que pase, sin importar la calidad de vida que se esté llevando. También se ejerce el guion cuando inconscientemente se dice: no puedo dejarlo, es que puedo, a pesar del futuro incierto que me espera si sigo con esta pareja, a pesar de la incompatibilidad que se lleve por los pocos propósitos del otro, o por el estilo de vida que lleva: tranquilo, descuidado, agresivo, descalificador, sin metas para el futuro, sin propósitos claros, resignado a la suerte, sin un empleo o profesión definida.

Este guion o mandato de no abandonar es muy perjudicial en la búsqueda de pareja, pues fácilmente se confunde con el amor; se cree que con esa persona se tiene una química positiva, sin darse cuenta que está respondiendo al mandato inconsciente de no abandonar, supuestamente porque hay que ser fiel. Ya la biblia nos previene contra este guion cuando dice: “cuando el hombre o la mujer encuentra la ayuda adecuada. Dejará él y ella a su padre y a su madre” (Gen. 2, 24). Entiéndase bien, cuando se encuentre la ayuda adecuada, que acompase con mis propósitos, mas no que le siga el juego al guion. Y esta ayuda adecuada es cuando cada uno aportando de lo suyo haga crecer lo nuestro o sea nuestros propósitos; sin pretender que el otro llene todas mis expectativas o que yo llene totalmente las expectativas del otro, esto haría a uno de los dos dependientes del otro y se perdería la individualidad del ser, donde Yo soy Yo y Tu eres Tu; en donde soy responsable de mi bienestar y tú eres responsable de tu bienestar; donde yo comparto contigo si yo quiero y tú quieres y tu compartes conmigo si tú quieres y yo quiero, y eso está bien y es sano para la pareja.

El guion de no abandonar lo alimentamos inconscientemente cuando decimos mi mama o mi abuelita si es aguantadora, es una santa, sufre callada, no protesta por nada, no reclama nunca, es un ejemplo a seguir y remachamos el guion diciendo: es que si sabe aceptar la voluntad de Dios. Esto no es el amor, esto no es el matrimonio ni la vida de pareja; todo esto hace parte de una relación enfermiza, enguionada.

La verdadera pareja que puede terminar en matrimonio debe estar madura y ser libre para escoger; poder cambiar de novio si este no llena plenamente los mínimos requisitos que requiera la vida de pareja, debe estar libre de apegos y de traumas y poder así decidirse libremente  por el bienestar, no por la aventura ni por la resignación, ni mucho menos alimentando una relación guionosa o simbiótica por el famoso pobrecito, como sufrirá si lo dejo.

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